La contenida salinidad de este amontillado es un espectáculo. Su elaboración ha requerido más de diez años de crianza biológica -bajo el velo de flor- y más de quince de crianza oxidativa -sin velo de flor-. La relación calidad-precio de este Gran Barquero es inmensa. Una compra acertadísima para quienes buscan gangas vinícolas, con complejidad y elegancia.